A partir de 2019, la política ambiental ejecutada por el Gobierno de la Ciudad de México ha tenido como característica la aplicación de una visión de derechos, innovación y justicia social, bajo la premisa de que la mejora de las condiciones ambientales no puede desligarse del bienestar de las personas.
Esto llevó a que las intervenciones fuesen, de manera prioritaria, en las zonas y segmentos de la población históricamente excluidos, buscando así reequilibrar el acceso a un medio ambiente sano y un desarrollo sustentable para todas las personas.
Los resultados obtenidos dan cuenta de la congruencia de esta visión y del éxito de las estrategias. Los procesos de regeneración ambiental de la ciudad incluyeron la revegetación con 50 millones de árboles y otro tipo de plantas en las 16 alcaldías, y de manera particular la ampliación y creación de espacios públicos con naturaleza en zonas marginadas, olvidadas, convertidas en tiraderos de basura y con problemas de seguridad. Estas acciones incrementan la superficie de área verde por habitante de 14.5 m2 registrados al inicio de la administración a 19.4 m2.
En el Suelo de Conservación, este territorio que abarca 59% de la superficie de la ciudad y zona-origen de los servicios ambientales que permiten la vida de la ciudad, tuvo una inversión histórica de más de $1,000 millones anuales —más de cinco veces lo destinado antes de 2019—. Con ese recurso, acompañado de a una reforma constitucional aprobada por el Congreso de la Ciudad de México para establecer que el presupuesto destinado al suelo de conservación no puede disminuir con relación al del año anterior, creamos el programa Altépetl Bienestar para conservar y restaurar los ecosistemas naturales del Suelo de Conservación bajo esquemas de participación comunitaria y fortalecimiento de la economía de las familias rurales a través de dinámicas de producción rural sustentable.
Esto ha permitido: apoyar directamente a casi 80 mil habitantes de esa zona de la ciudad con un beneficio para más de 259 mil personas; reactivar casi 5 mil hectáreas de tierras ociosas para aprovecharlas mediante esquemas de sustentabilidad, lo que representa el 65% de las tierras ociosas que existían en la ciudad de acuerdo con el Inegi; proteger más de 26 mil hectáreas del territorio de 27 núcleos agrarios aplicando el esquema de Retribución por Servicios Ambientales; y recuperar más de 1,150 hectáreas que se encontraban invadidas y que ahora están siendo restauradas, entre muchos otros resultados descritos en el presente informe.
En materia de agua, impulsamos y posicionamos la cosecha o captación de agua de lluvia como una de las alternativas viables a escala ciudad, para atender las necesidades de los habitantes y, de manera simultánea, disminuir la presión que se ejerce sobre los acuíferos. Instalamos sistemas de cosecha de lluvia en 72,919 hogares de las colonias con mayor marginación económica y con mayores problemas de abasto de agua, en beneficio de más de 240 mil personas.También instalamos sistemas de captación de agua de lluvia en todas las escuelas primarias y secundarias de la ciudad, así como en algunos jardines de niñas y niños, preparatorias, Pilares, Universidad de la Salud y en casas de la cultura.
Para fortalecer esta política en el mediano y largo plazo, en colaboración con el Congreso de la Ciudad de México se presentó y aprobó una reforma a la Constitución Política de la Ciudad de México que incorpora a la captación de agua de lluvia y el aprovechamiento de aguas servidas como elementos estratégicos para el desarrollo de la ciudad.
Paralelamente, iniciamos la recuperación de los ríos San Buenaventura, Magdalena, Eslava, Santiago, de los Remedios y Tacubaya para abrir camino a la restauración socioambiental integral que todos los ríos de la ciudad necesitan. Restauramos también el Canal Nacional, con intervenciones socioambientales que lo transformaron en un espacio público para el disfrute de las personas; y logramos la rehabilitación de 722 hectáreas de humedales naturales del Suelo de Conservación y la creación de 31.09 hectáreas de nuevos humedales y sistemas de filtración
de agua en la zona urbana.
Consolidamos los zoológicos de la ciudad, convirtiéndolos en Centros de Conservación de la Vida Silvestre. Ajustamos el marco regulatorio, mejoramos sus instalaciones, impulsamos la educación ambiental y el fortalecimiento de los programas de conservación. Con ello revertimos la tendencia decreciente de nacimientos que se presentaba previo al año 2019, y, a la fecha, en estos casi seis
años la tendencia incremental ha acumulado 1,300 nacimientos de 56 especies.
En cuanto a calidad del aire, la ciudad tiene cada vez más días limpios al año. En estos seis años pasamos de 99 días limpios en 2018 a 105 en el año 2023.
Esta serie de acciones permitieron generar las condiciones para el incremento de la biodiversidad en la ciudad que constituye uno de los indicadores más
importantes en términos ambientales. En estos años tuvimos un aumento en el número de especies de aves registradas, que pasó de 355 a 397 especies, incluyendo dos nuevas especies de colibríes (el colibrí barba negra —Archilochus alexandri— y el colibrí opaco —Phaeoptila sórdida—), así como un incremento en la presencia de especies de difícil avistamiento, como el lince americano, la zorra gris, el coyote y el murciélago trompudo, por mencionar algunos.
De manera simultánea al diseño y ejecución de los distintos programas, proyectos y acciones que conforman la política ambiental, se cumplió con el compromiso de elaborar y presentar ante el Congreso de la Ciudad de México una nueva ley en materia ambiental, que fue aprobada y fortalecerá el marco legal para garantizar a las y los habitantes de la Ciudad de México el derecho a un
medio ambiente sano.
Dentro de las mejoras a la Ley Ambiental, destacan la adición de nuevas categorías de áreas naturales protegidas (como los cinturones verdes) y una nueva categoría de área de valor ambiental (para sumar la figura de cuerpos de agua). También resalta la inclusión de conceptos como la “educación ambiental” y la “infraestructura verde” que dotan a la ley de un enfoque integral. Se buscó el impulso a la captación de agua de lluvia junto con el tratamiento y reutilización de aguas para su aprovechamiento; el fortalecimiento del contenido relativo a la participación ciudadana y la información ambiental; la directriz de que los contratos de obra pública contemplen 3% de su presupuesto para la ejecución de medidas ambientales; y el establecimiento de la obligación de las alcaldías de contribuir a la ejecución de la Estrategia para la Conservación y el Uso Sustentable de la Biodiversidad.
En este contexto, la Ciudad de México ha sido merecedora de 26 reconocimientos nacionales e internacionales tanto por el nivel de ambición y el diseño de estrategias de su política ambiental, como por los resultados obtenidos. La imagen actual de nuestra Ciudad de México es la de una ciudad ejemplo de capacidad de transformación que está construyendo condiciones de sustentabilidad y justicia social, con soluciones innovadoras para garantizar los derechos de todas las personas.